Si tienes un perro probablemente habrás escuchado eso de que cada año que pasa ellos envejecen siete veces más rápido, ¿verdad? La realidad es que esta explicación surgió en los años 60 y desde entonces se ha popularizado en la sociedad, pero no tiene nada de verídico. Algunos sostienen que fue una invención para que la gente llevase a su fiel amigo al veterinario con más frecuencia, con el desembolso de dinero que eso supone. Si piensas que 1 año de humano son 7 años de un perro estás equivocado, la razón es muy sencilla.

La media de vida depende de la raza y su tamaño (Istock)

No hay que generalizar

Para empezar, cada perro envejece a un ritmo diferente, es decir, las razas pequeñas crecen durante los primeros años de vida a un ritmo más rápido que las razas grandes. Además, la mayor parte de los perros vive una media entre 8 y 20 años, y si te pones a echar cuentas, aquellos que llegan a la veintena, siguiendo la regla de los 7 años, tendrían 140 humanos, demasiado, ¿no?.

Las comparaciones son odiosas, y los perros son animales que tienen un organismo con cualidades diferentes a las de las personas, por lo que compararlos no siempre es lo más adecuado. Durante el primer año de vida, el perro crece mucho más rápido que las personas, llegando incluso a la madurez, algo que con 7 años no sucede.

Con 4 años el perro ya es un animal maduro (Istock)

Muchos sostienen que durante los primeros 12 meses el animal llega a crecer lo equivalente a los 13 o 15 años humanos y después su ritmo de desarrollo disminuye, de modo que cada año equivaldría a unos 4 ó 5 humanos, aunque lo más conveniente es no asociar la edad canina con la humana porque no tiene nada que ver.

En resumen

Como conclusión, los perros no siguen el ritmo de los siete años. Cada raza envejece a un ritmo diferente siendo más longevos los de tamaño pequeño. Los factores como el ejercicio o la alimentación son cruciales si se quiere prolongar la vida del perro.