Durante muchos años, los animales en España fueron considerados legalmente como simples ‘cosas’, equiparados a bienes muebles y sin derechos propios. Sin embargo, el rol de los animales ha cambiado de manera importante en los últimos tiempos. Ahora, gracias a las reformas legales y a una sociedad cada vez más sensibilizada, los animales han pasado a ser reconocidos como seres sintientes en la legislación española. Este cambio no es solo simbólico, sino que implica nuevas obligaciones para todos y una protección jurídica mucho más amplia.

La reforma del Código Civil: un antes y un después

La reforma del Código Civil marcó un punto de inflexión. Hasta ese momento, la ley no distinguía entre un animal y un objeto. Desde la reforma, se reconoce de forma expresa que los animales tienen sensibilidad y deben ser protegidos a nivel jurídico. Esto significa que cualquier decisión que les afecte debe tener en cuenta su bienestar, algo que ya se está viendo reflejado poco a poco en los tribunales y en las decisiones judiciales.

Violencia vicaria y protección de los animales en casos de violencia de género

Uno de los ámbitos donde más se ha notado este cambio es en la violencia de género. Se ha reconocido la llamada violencia vicaria ejercida a través de los animales, es decir, situaciones en las que el agresor daña o amenaza con dañar a la mascota de su pareja o expareja para hacerle daño emocionalmente. Este tipo de violencia ya ha sido reconocido judicialmente, por ejemplo, en una reciente sentencia en Gran Canaria, donde se condenó por violencia vicaria a un hombre por matar al perro de su expareja.

¿Qué implica esta protección?

No solo se castiga el maltrato animal como un hecho aislado, sino que se entiende como parte de una estrategia de control y coacción dentro de la violencia de género. Según Eloi Sarrió, abogado animalista, esto supone que los Juzgados de Violencia sobre la Mujer pueden intervenir, y se pueden establecer medidas de protección que incluyan la custodia o protección de los animales dentro de la orden de protección a la víctima.

La necesidad de una legislación más coherente y uniforme

A pesar de todos estos avances, la legislación española sobre protección animal sigue estando fragmentada. Existen normativas diferentes según el tipo de animal (compañía, caza, experimentación, espectáculos, etc.), lo que genera desigualdades y deja a algunos animales menos protegidos que otros. Por ejemplo, un galgo usado para la caza no tiene la misma protección que un perro de compañía, algo que muchos expertos consideran inaceptable.

Unos mínimos comunes para todos los animales

Muchos juristas y asociaciones reclaman la necesidad de establecer unos mínimos estatales que garanticen la protección de todos los animales, independientemente de su uso o especie. Estos mínimos deberían incluir prohibiciones claras contra el maltrato, obligaciones de cuidado, identificación, control sanitario y sanciones realmente eficaces para quienes no cumplan la ley. Solo de esta forma se podrá garantizar una protección real y efectiva para todos los animales en España.

Legislación española sobre protección animal (Canva)
Legislación española sobre protección animal (Canva)

El papel de la sociedad y la sensibilización

El avance legal del rol de los animales no es fruto de la casualidad. Responde a una evolución social en la que la ciudadanía ha reclamado un trato más digno y justo para los animales. Esto se ha reflejado en nuevas normativas y en sentencias que ya no ven a los animales como simples complementos, sino como compañeros de vida con derechos propios.

Decisiones informadas y protección real

El reconocimiento de los animales como seres sintientes implica que deben ser tenidos en cuenta en cualquier decisión importante que les afecte. Por ejemplo, antes de iniciar una obra en una zona donde existan colonias felinas, debería ser obligatorio contar con un informe de impacto y un plan de gestión de las colonias. Así se evitarían daños innecesarios y se garantizaría su bienestar.

Perspectivas de futuro: hacia una protección integral

La reciente sentencia en Gran Canaria es solo un ejemplo de cómo la justicia está empezando a aplicar este nuevo enfoque en el rol de los animales. Pero todavía queda mucho por hacer. Es fundamental que todas las normas y resoluciones tengan en cuenta el bienestar animal de forma explícita, y que la protección no dependa del tipo de animal ni de su uso.

El compromiso de profesionales y sociedad

Gracias al trabajo de abogados, asociaciones y ciudadanos concienciados, España avanza hacia una sociedad más justa también para los animales. Cada día son más las personas que consideran a sus mascotas como miembros de la familia, y la ley empieza a reflejar esta realidad. Aunque el camino es largo, los pasos dados en los últimos años son esperanzadores y muestran el compromiso de todos con el bienestar animal.

La sociedad española ha dejado atrás la idea de que el rol de los animales son simple propiedad, apostando por un modelo en el que son compañeros con derechos. Ahora toca seguir trabajando para que esta protección sea real, efectiva y llegue a todos los rincones del país.